Tommy Johnson e Ishman Bracey entrelazados por el blues

Cuando se habla de los pioneros del blues de Mississippi, siempre se cita a los más grandes, a saber: al incuestionable rey fundador del blues del Delta. Charley Patton, y al más conocido e idolatrado Robert Johnson.. Pero es preciso dejar claro que entre ellos existieron otros muchos que tomaron esa música aún naciente y la modelaron, la dieron formas diversas y la enriquecieron. Ahí están las melodías de Bo Carter y los Mississippi Sheiks, el rítmico y evocador canto de Mississippi John Hurt, y está esa versión más dura y áspera, de rotundas líneas de bajo, atormentadas voces y dramáticos temas, inter­pretada por hombres que eligieron, o quizá fueron empujados acaminar por el lado salvaje, salvaje de verdad.
Entre éstos, el más importante e influyente fue sin duda Tommy Johnson (sin ninguna relación con Robert). Como el gran historiador del blues Paul Oliver escribe: «Añadió algo tan especial, tan rotundamente suyo v a la vez tan influyente entre sus contemporáneos, que sin su canto y sin su guitarra se ha­bría perdido un ingrediente esencial de esa aleación musical». Su voz cálida vibraba de un modo muy personal. Tenía una sorprendente facilidad para tararear y emitir sílabas en falsete sin caer en transiciones bruscas. A pesar de que sólo grabó una docena de canciones, numerosos cantantes las aprendieron y siempre las interpretaron imitando su estilo.


Tommy Johnson nació en 1896 en una plantación cer­cana a la ciudad de Crystal Springs, fuera de la región del Delta, a unas veinte millas al Sur de Jackson, la capital del Estado de Mississippi. Su padre fue un esclavo nacido en Georgia y ven­dido a una familia de Mississippi apellidada Johnson, que le dio el nombre. Varios miembros de su familia materna eran músicos. Sus tíos tocaban guitarra y armónica en una brass band que interpretaba baladas y bailes en fiestas locales. Esta es la música que aprendió cuando uno de sus trece hermanos empezó a ense­ñarle a tocar la guitarra.
Hacia 1912 se marchó de casa con una mujer bastante mayor que él. Anduvo por el Norte del Estado, en la región del Delta, y se supone que allí mantuvo contacto con los músicos que en ese momento estaban desarrollando el que sería uno de los estilos de blues más importantes e influyentes de todos los tiempos. En 1914 volvió a casa y, ya convertido en profesional, recorrió junto a su herma­no toda esa zona del Sur del Estado. En 1916 se casó con Maggie Bidvell, mujer con la que mantuvo una tormentosa relación y a la que dedicó una de sus grabaciones.
Ese mismo año volvió al Delta, esta vez acompañado también por su hermano, quien en una entrevista publicada en 1967 afirma que allí se encontraron con Charley Patton y Willie Brown, y que tocaron juntos muchas veces. La influencia de estos precursores en la música de Johnson es evidente y el efecto de estos viajes es innega­ble. Pero Johnson no sólo captó la riqueza expresiva de estos artistas, sino que también adquirió otras aficiones. Cuando poco después volvió a la zona de Jackson, en su maleta no sólo lleva­ba toda esa tradición musical, sino una gran afición al alcohol, a las mujeres y... un amuleto vudú, el que identifica a los que han vendido su alma al diablo.
La leyenda, de origen africano, probablemente fuera contada por todos los músicos de blues de esa época y. aunque actualmente es conocida la protagonizada por Robert, el otro Johnson, lo cierto es que el primer bluesman del que se dice que se comprometió al curioso pacto fue Tommy. Su hermano relató que, cuando le preguntó cómo había llegado a tocar mejor que él. Tommy contestó: «Si quieres aprender a tocar lo que quieras y hacer tus propias canciones tienes que coger tu guitarra e ir a ese cruce de caminos justo a las doce de la noche. Debes espe­rar tocando una canción, entonces el Gran Hombre negro lle­gará, tomará tu guitarra, la afinará, tocará una pieza y te la devolverá. Así es como aprendí a tocar».
Con toda esa 'experiencia', Tommy Johnson recorrió las fiestas; campestres y las calles de las poblaciones entre Jackson y Louisiana. Así pasó la mayor parte de los años 20, tocando, relacionándose con todas las mujeres que podía y bebiendo cual­quier cosa que tuviera alcohol. El alcoholismo marcó su vida y su carrera profesional. En aquellos años de ley seca, ser alcohó­lico y negro pobre no era ninguna maravilla. Johnson bebía cual­quier potingue que calmara su ansia y le diese ánimos para tocar. Lo más accesible era el alcohol de quemar desnaturalizado, el que se usaba en cocinas y estufas. Esta experiencia es narrada con dra­matismo y convicción en su composición más famosa, la célebre «Canned heat» (la misma que da nombre a la banda de Bob Hile y Al Wilson). Merece la pena escuchar esa autobiográfica letra que dice «Crying, mama, mama, mama, yon know, canned heat killing me / Takes alcorub to take this canned heat blues / woke up this morning, crying, canned heat 'round mybed/Run here, somebodv, take this canned heat blues (Grito, mamá, ya sabes, el fuego enlatado me mata /Hace falta alcohol puro para alejar este dolor de fuego enlatado / Me desperté esta mañana, gritan­do, con el fuego enlatado alrededor de la cama / Que venga alguien corriendo, que me quite este dolor de fuego enlatado)». En sus buenos momentos se convertía en un artista deslumbrante que se ganaba a su público bailando y tocando con la guitarra en la espalda o entre las piernas, tal y como se cuenta que también hacía Charley Patton.
Ishman (o Ishmon) Bracey nació el 9 de enero de 1901 en Byram, una pequeña ciudad diez millas al Sur de Jackson. Hom­bre contradictorio educado en la Iglesia Baptista y con profun­das convicciones religiosas, desvió su camino cuando se convir­tió en músico y artista de variedades. De joven trabajó en la construcción del ferrocarril Illinois Central como 'water boy', acarreando agua. No era un gran guitarrista y su voz nasal tam­poco resultaba muy atractiva, pero su forma de interpretar era efectiva y sentida. Su fraseo recordaba el canto de los hollers, las melodías de las cuadrillas de trabajo y de los campesinos que le enseñaron a tocar la guitarra. Actuando en fiestas, bailes y para los oyentes casuales en las calles do Crystal Springs. Conoció a Tommy Johnson en algún momento de los años 20. La impor­tancia de Bracey en la historia del blues no viene dada sólo por sus grabaciones, sino porque fue él quien hizo posible que sus compa­ñeros fueran in­mortalizados en disco.



H.C.Speir era un vendedor de discos de Jackson que durante los años 20, se con­virtió, además, en el único hombre blanco que se de­dicaba a buscar músicos negros que pudieran realizar sesiones de grabación. Daba noticia de sus descubrimientos a las compañías de discos, que generalmente radicaban en Nueva York o Chicago, preparaba las sesiones, y recibía a cambio una comisión. Speir descubrió a Bracey en diciembre de 1927 y le llevó al primer piso de su tienda, donde tenía un modesto equipo que le permitía hacer grabaciones de prueba en discos de metal. Bracey recomendó a su compañero Johnson, que también fue probado, Se enviaron los discos a la compañía Víctor y al de pocos días Speir recibió un telegrama ordenando que llevara a esos tipos a Memphis para realizar las oportunas grabaciones.
Johnson, Bracey y el también guitarrista Charlie McCoy tomaron un autobús Greyhound y, siguiendo la ruta 61, se presentaron en Memphis, donde estuvieron tres días hospe­dados en un hotel de Beale Street. McCoy, quien por entonces era un joven desconocido que, en palabras de Bracey, aún no podía hacer más que de músico de acompañamiento, con el tiempo se convertiría en uno de los más prestigiosos y conocidos intérpretes de la zona y daría nombre a la estupenda cantante Memphis Minníe, su esposa. El viernes 4 de febrero de 1928 se realizó la primera sesión. En ella, Tommy Johnson estuvo per­fectamente acompañado por McCoy. Allí grabaron «Cool drink of water blues», que empieza con el célebre verso «/ asked/ for water and they gave me gasoline (Pedí agua y me dieron gaso­lina)» que muchos años después el avispado Howlin' Wolf can­tó en Chess en «I asked for water» (incluso existe una grabación de I968 donde el Sr. Burnett relata la historia como una expe­riencia propia). En cada verso la voz de Johnson pasa de un víbralo grave y potente a un quejumbroso falsete que refuerza el dramatismo de la situación, el cantante gime por un vaso de agua fresca y recibe todo el desprecio del mundo transformado en ardiente gasolina. El sencillo, claro y repetitivo punteo de Johnson está acompañado al fondo por los rápidos trinos de la guitarra de McCoy, tocada casi como un banjo. El mismo día se registró «Big road blues». una transformación del «Down the dirt road blues» de Charley Patton y una de las canciones más populares de Johnson. En ella aparece de nuevo el tema del viaje, del movi­miento de un lugar a otro, la llamada del largo camino' como forma de liberación. Aquí el cantante muestra sus estupendos recursos vocales sin apenas recurrir al falsete. Dice: «I ain't goin' down that big road by myself if I don´t take you . I 'II take someone else (No voy a hacer ese largo camino yo solo/Si no te llevo a ti, llevaré a cualquier otra}».
El día siguiente grabó «Bye bye blues» y el influyente «Maggie Campbell blues» con esa estructura de walkin' bass ampliamente copiada, donde cuenta la relación con su ex mujer e introduce versos del clásico «See see rider». Siempre con esa voz grave y con vibrato. con poca entonación, casi recitando canta a la esperanza de tiempos mejores: «Now sun gone shine in my back door someday /And the wind gon' change. gon' blow my blues away (Algún día el sol brillará en la puerta de atrás El viento cambiará y se llevará mis penas)». Ese mismo día Ishman Bracey registra «Left alone blues» y «Saturday blues» donde usa algunos versos de «Cool drink of water», lo cual hace pensar que en realidad el tema tampoco era de Johnson sino uno de tantos transmitidos de cantante en cantante cuyos orígenes se pierden en la oscuridad de esos primeros años del blues, uno de los que cada intérprete toma y moldea a su gusto, haciéndolo suyo. La voz de Bracey es aquí más aguda y metálica, con menos víbrato, y a menudo varía bruscamente de volumen para aumentar el dramatismo de la narración. Su guitarra es sencilla y correcta, marcando contundentemente las líneas de bajo, mien­tras que, por detrás, McCoy acomete un trabajo sobresaliente afinando asperezas y dibujando melodías.
Los discos editados con estas canciones se vendieron relati­vamente bien. Bracey contó que «Saturday blues» colocó más de 6.000 copias, lo cual es todo un éxito para una época y un estilo donde lo corriente era vender 500. Esto proporcionó al sello Víctor los beneficios suficientes como para organizar otra sesión para finales de agosto de ese mismo año. En ella Tommy Johnson registra «Lonesone blues», donde vuelve a narrar sus atormentadas relaciones con las mujeres: Won't you iron un jumper, starch my overals/l'm gon´ find my woman, said she’sin this world somewhere / Well it's good to you mama, sure lord killin' me (¿Plancharías mi buzo y almidonarías mi guardapolvo? / Tengo que encontrar una mujer en algún lugar de este mundo / Lo que es bueno para ti, seguro que a mí me mata)» El mismo día se registra «Canned heat blues», que se convierte en un éxito y le dará cierta fama.
Pero el fuego enlatado le seguía matando. En l930, una vez terminado el contrato de un año con Víctor, Speir hizó otra sesión, esta vez para la Paramount con quien mantenía una mejor relación. Por palabras del propio Bracey sabemos que «Mr. Speir quería que fuéramos a Wisconsin, a Paramount Records. Me dijo que estuviera listo para ir allí con Tommy y preparáramos algunas canciones que no hubiésemos grabado antes. Pero Tommy se emborrachó tanto que apenas pudo grabar. Yo hize cinco o seis con mi guitarra. Grabé Woman woman blues' en sol menor. Me dijeron que era una buena idea, que a la gente no le gustaba oír siempre el mismo tono, que eso ayudaba a vender mejor». Efectivamente, para muchos ésta es su mejor canción. En ella parece que su canto se ha vuelto mucho más expresivo y variado, más parecido al de su compañero.
Speir admitió que solía dejar beber a los músicos de blues antes de las grabaciones, que estos no hacían música o transmitían ese emocionante sentimiento hasta que no tomaban un poco de alcohol. Solía comprar alcohol de farmacia, que es lo que muchos de ellos bebían en la prohibición. Pero parece que esta vez había auténtico whiskey en el estudio y que Johnson a pesar de su alcoholismo, jamás lo había probado. Bebió tanto que echaba a perder todas las tomas. Bracey continúa: «Se volvió loco. Nunca había visto whiskey de verdad. Se puso tan malo que yo tuve que tocar detrás de él en dos temas». Se refería a «Lonesome home blues» y no podía ser más ilustrativo, una versión de su tema más célebre, retitulado ahora «Alcohol and jake blues», donde Johnson se muestra pesimista y oscuro. Una garganta grave en la que casi ha desaparecido el vibrato tararea como un holler mientras se oye claramente la voz de Bracey animándole a continuar.
Ni Johnson ni Bracey volverían a ser inmortalizados en un estudio de grabación. Durante los años 30, con la Depresión el negocio discográfico decayó y las ediciones de blues disminuyeron notablemente. Esas compañías iban a lo seguro y. además según palabras del propio Speir, Johnson y Bracey ya habían dado lo mejor de sí mismos. Ambos continuaron colaborando hasta que discutieron por un asunto de dinero y se separaron definitivamente. Se sabe que en los años 30 trabajaron juntos en un "medicine show”, el típico espectáculo itinerante en el que un vendedor utiliza a músicos para atraer público hacia el carromato donde ofrece sus productos. A pesar de que el alcoholismo mermó notablemente sus facultades Tommy Johnson continuó dedicándose a la música. No se sabe si fue gracias a su pacto con el diablo, pero logró mantener esa azarosa y poco sana vida hasta casi los 60 años. Murió de un ataque al corazón actuando en una fiesta de cumpleaños el I de noviembre de 1956, justo después de gemir por última vez eso de que el fuego enlatado le estaba matando.
Ishman Bracey, en cambio, se libró mucho antes de toda relación con el diablo y su música. En 1951 volvió a la religión y se ordenó sacerdote de la Iglesia Baptista. Desde entonces su música sería exclusivamente el gospel de las ceremonias. En los 60 fue redescubierto por los investigadores que buscaban a los entonces olvidados protagonistas del nacimiento del blues. Con­cedió alguna entrevista y contó con pudor sus andanzas de pecador. Se le animó a grabar de nuevo pero se negó rotundamente.
(J.I.)

1 comentarios:

Anónimo dijo...

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