Andrew "Big Voice" Odom: "Going to California".Un desconocido.

A Andrew “Big Voice” Odom lo conocí de casualidad escuchando su “Going To California”. En un primer momento lo confundí con mi venerado Luther Allison, pero evidentemente era alguien distinto. Vista las preciosidad del tema intenté enterarme de quién era este hombre que cantando tan bien había pasado sin llamar demasiado la atención por la escena del blues.
Natural de Louisiana ,(15-12-1936, Denham Springs, Louisiana; 23-12-1991 Chicago, Illinois), Andrew veló sus armas vocales cantando espirituales. A mediados de los 50 cayó bajo el influ­jo del blues, concretamente de los pesos pesados de la escena local: Albert King y Johnny O'Neal. Su oscuro debut vinílico como cantante de blues, alrededor de 1958-59 y para un sello que ni consta en las enciclopedias, homenajearía en el título a su residencia de adopción, «East St. Louis», y en él figuraba a sueldo para un tal Little Aaron. En 1960, mudado definitiva­mente a Chicago, es captado por el virtuoso de la slide Earl Hooker para ocupar el puesto de vocalista en su banda. A Hooker, talentoso como era, no se le escapó que Little B.B. poseía dinamita en la garganta, así que le introdujo en los cír­culos locales. Un single con Nation Records, en 1967, acredi­tado como Andre Odom precede a su primer LP, el fallido «Farther On The Road» (Bluesway-ABC, 69). De poco sir­ve que le acompañe la banda de su patrón. Earl Hooker, puesto que el viejo zorro siempre reservaba los mejores tañidos de su Gibson para aquellos vinilos en lo que él figuraba como autor principal. Chequead, por contra, esas prodigiosas grabaciones del slider en Arhoolie y Bluesway, donde Big Voice Odom sí que da la campanada con su garganta. Muerto Hooker en 1970, la siguiente colaboración destacable le reúne con otro ex-sideman del slider tuberculoso. Jimmy Dawkins, en su «All For Business» (Delmark, 71), disco que además contaba con el maestro westsider en horas bajas Otis Rush. Cinco años más tarde, el anodino «Going lo California» (MCM, 76), con capital gabacho y junto a Dawkins nuevamente, capturó la atmósfera humeante de un bolo suyo en un bar blusero.



Esta sería la dinámica que podríamos esperar de un vocalista con una imaginación estilística limitada: años y años currándose la carretera, actuaciones en los sórdidos clubs del ghetto negro, y la edición de algún LP según se terciara la ocasión, como esa posibilidad de hacerlo durante las consabi­das giras por el Viejo Continente del Chicago Blues Festival, paquetes compuestos por ramilletes de músicos y talentos va­rados. «Feel So Good!» (Isabel-Evidence, 82) es un disco sim­pático que ya tiene un pase sólo por el hecho de haber congre­gado a Magic Slim y sus Teardrops (incluido John Primer a la guitarra), Lucky Peterson a los teclados y la garganta invitada de Little Millón en el viejo clásico de Bobby Blue Bland «Mother in law blues». El repertorio, lógicamente, saquea los cancioneros de B.B. King, Bland o Lowell Fulson, y da salida a composiciones propias como el hit menor en los cabarets westsiders «Bad Fecling».
Su mayor logro (aunque no tanto, pues se termina abu­sando de versiones ajenas: Jimmy Reed, Bobby Bland, B.B. King, Chuck Willis, Albert King) lo consiguió a título póstu­mo secundado por el combo canadiense The Gold Tops. Una ironía nauseabunda ésta la de grabar el disco de una vida y morirse al poco tiempo. «Going To California» (Flying Fish-Rounder, 92; no confundirlo con el LP homónimo de MCM) era un disco que capturaba su poderío vocal crepuscular. A su lado, el efectivo combo The Gold Tops levantaba un efectivo, seco respaldo sónico a su ostentosa garganta, en un trabajo coproducido por el guitarrista blanco Steve Freund, conocido en el mundillo por oficiar de bandleader del pianista chicagüense Sunnyland Slim. Un disco que no pudo ver edita­do, pues el gran B.B. falleció de un ataque al corazón mientras conducía su coche (y si no le mató eso, entonces sí que termi­naría de desarreglarle el haberse empotrado contra un árbol tras perder el control automovilístico). Fue una noche aciaga de diciembre del 91. Acababa de cumplir un bolo en el Buddy Guy's Legends y se dirigía a otro blues-bar relacionado años ha con el guitarrista de Louisiana, el Checkerboard Lounge. En su funeral cantó un shouter poderoso, Artie 'Blues Boy' White, rememorando sus raíces gospel, entonando una salve por otro perdedor del blues.

3 comentarios:

Gustavo dijo...

Para mí al menos, también es un desconocido, aunque ya sabes que yo estoy "fuera de onda"..

je je

Salud!!

. dijo...

Tu "fuera de onda" es una de las mejores formas de estar en la realidad. Un día te voy a pedir unos cursillos acelerados para ponerme yo también "fuera de onda". ;)

salu2

Anónimo dijo...

Lamento disentir pero el arte de Big Voice fué grande, muy grande aunque lamentablemente su producción discográfica fué escasa; la primera vez que lo oí fué en el LP con Earl Hooker y esto fué en 1973 ó 1974, desde entonces he seguido su carrera y cada vez que aparecía su nombre en unos créditos compraba el disco seguro que iba a oir una voz prodigiosa; el disco con Jimmy Dawkins "All for Business" tiene un nivel general extraordinario.

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