John Hammond: Concierto en "mi hogar"

No me gustan los titulares de periódicos que pretenden ser “llamativos” tergiversando la noticia a costa de conseguir lectores. Me parece un recurso fácil y miserable. Lo gracioso de esto es que ahora parece que hago algo similar y en realidad lo que pretendo es ser lo más exacto posible.
Cuando hablo de “mi hogar” me refiero al conjunto de sitios en los que tengo mis raíces puestas. Para mí es algo muy importante. Me gustan muchos músicos pero no es lo mismo escuchar a uno de “mi tierra” que a otro que sea de otro lugar. Lo mismo sucede con lo que pasa en los sitios en los que he crecido, no es lo mismo que lo que pasa en otros lugares. No es que sea mejor o peor, tampoco es cuestión de apoyar ciegamente algo que siento propio como si fuese cuestión de ciego forofismo deportivo. Simplemente me resulta más íntimo. Siendo estrictos por hogar la r.a.e. entiende esto: 5. m. Centro de ocio en el que se reúnen personas que tienen en común una actividad, una situación personal o una procedencia.
A John Hammond ya lo había visto hace algún tiempo en otra ciudad. Eran unas circunstancias distintas. Un teatro más hecho en el que todo estaba mínimamente profesionalizado. Fue un gran concierto, salí a la calle y todo siguió normalmente. Por otras referencias sabía que intentar “darle la lata” para tocar con él era algo inútil y hay que ser comprensivo con esto. Esta vez fue distinto.
Para empezar cuando tuve noticia de que iba a tocar aquí, me quedé completamente atónito. Sé que John Hammond hace muchos conciertos y en solitario todavía es mucho más “móvil” pudiendo ir a casi cualquier lugar que tenga unos simples requisitos mínimos, pero eso no le quitaba nada a mi sensación de sorpresa. Por aquella época comentaba a mis amigos “Me siento como si Jesús viene a tu casa a regalarte una biblia, por lo menos tienes que escucharlo”. Quizás no es la comparación más adecuada pero es lo que se me vino a la cabeza en aquel momento. Lo cierto es que estaba como un niño con zapatos nuevos. Uno de mis músicos favoritos y seguramente el que más me gusta en acústico iba a tocar a poca distancia.
El concierto fue impresionante. Un aforo pequeño y en un lugar dejado de la mano de Dios en cuanto a blues se refiere, pero eso a John no le importaba. Tocó con una intensidad tremenda dejándose el alma en cada nota que sacaba a su guitarra y su viejo dobro. Muchos artistas se reservan para tocar en las citas más reconocidas (Montreaux se me viene a la cabeza ahora), dejando lo mejor de su repertorio y su creatividad para estos momentos en detrimento de otros conciertos a los que van sin mucho entusiasmo o simplemente a “cumplir” y ganarse el pan. El caso de John no se puede incluir aquí. Fue un largo e intenso concierto en el que nos dio una excelente muestra de lo que son las raíces del blues. Sin querer exagerar creo que hasta era emocionante ver como afinaba su viejo dobro mientras tocaba las canciones. Porque afinar es encontrar unas proporciones matemáticas pero también se puede hacerlo mientras se actúa manteniendo el gusto de la canción.
Cuando terminó el concierto nos fuimos al hall del auditorio. No me había dado cuenta pero siendo lógico lo cierto que es los artistas deberían de salir por la misma puerta que nosotros porque el auditorio era tan chico que no debería de tener sitio para mucho más. Y así fue. Para mi sorpresa John salió acompañado de su mujer esta vez por la puerta principal, no como la anterior vez que no lo
había visto después del concierto. No recuerdo la forma pero el caso es que al poco rato estaba hablando con los dos. La mujer se reía de la foto que anunciaba el concierto. En ella John salía mucho más joven de la edad que tenía en la actualidad. Con John no acerté a preguntarle nada de interés, lo único que se me vino a la cabeza es darle las gracias por su concierto y por todo su trabajo. No soy nada fetichista y generalmente fuera de los conciertos no suelo correr detrás de la gente que admiro pero el caso es que él amablemente me dedicó la entrada del concierto. Tampoco he pedido autógrafos cuando he tenido oportunidades ( y no me han faltado), pero el que me firmó él lo guardo como un bonito recuerdo y mucho cariño. Cualquiera que conozca, aunque sea superficialmente a John, sabe que es una persona extremadamente dulce y muy educada. No se dedica a hacer cosas sólo por el compromiso de hacerlas.
Aquí queda una foto de John en uno de sus conciertos. Y este de abajo es un video de una de las canciones que hace que más me gustan. El Come on in my kitchen de Robert Johnson.



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