Phillip Walker: Entrevista con el bluesman de Texas

-Naciste en Louisiana, pero empezaste a tocar en Texas...
Nací en Louisiana, en el Bayou Country, pero marché a Texas cuando tenía siete años. Fue en Texas donde crecí y aprendí a tocar la guitarra.
-Ahora vives en California. ¿Conservas influencias de todos estos sitios? Recuerdo que de joven escuchaba a los guitarristas de los años 30, como Robert Johnson y Leadbelly, y a otros más modernos de los años 40, como T-Bone Walker y Lighlnin' Hopkins. También me influyeron otros posteriores, como Muddy Waters, Howlin' Wolf, Jimmy Reed y, sobre todo, los guitarristas tejanos, como Clarence Gatemouth Brown. Además, de joven tuve la oportunidad de tocar con muchos de ellos. Conocí a gran parte de los intérpretes del rock and roll. Trabajé en la banda de Little Richard y también en la de Fats Domino. Toqué la rítmica para Chuck Berry. Estoy muy influido por todo ello.
-Así que aunque el rock nació a partir del blues, al mismo tiempo, bluesmen que vivisteis aquella época recibisteis mucha influencia de esos nuevos sonidos.
Por supuesto, y eso a pesar de que el blues está en la raíz de todo. Yo, concretamente, soy fruto de una suma de circunstancias, de un momento y de un área concreta, y no puedo renegar de ello.


-¿Te consideras un guitarrista adscrito al estilo tejano?
Como te he dicho, me trasladé allí cuando era muy joven pero, como yo era de Louisiana, lo primero que toque fue zydeco, dos años antes de empezar a tocar blues. Luego empecé a escuchar a los guitarristas téjanos y comencé a aprender por lo que realmente me considero uno de ellos Sí, mi principal influencia es la música de Texas. Creo que llegaste a tocar con Clifton Chenier. Sí, es lo primero que hice antes de tocar blues. Es una extraña combinación, ¿no crees?-se ríe-. Lo pasé muy bien con Clifton Chenier. Éramos sólo tres personas en la banda: él. yo tocando la guitarra y un batería. Tocábamos para cientos de personas, íbamos a todas las fiestas, comíamos un montón de pescado frito... Era divertidísimo. Yo no era más que un más que un crio, tenía dieciséis años.
-Compones canciones pero también haces muchas versiones. ¿Cómo las eliges?
He oído tantas canciones que para mí no hay problema a hora de elegir. Puedo tocar cualquier cosa.
-Veo que cuando quieres tocar country blues interpretas temas de Lightnin' Hopkins. ¿Es tu favorito?
Sí, claro, es uno de los músicos que más admiro y del que más cosas he tomado. El es el más legendario y el mejor presentante del country blues de Texas.
- ¿Piensas que en el blues es mucho más importante el sentimiento, transmitir emociones, que una gran técnica?
Claro que sí. Te lo aseguro. Yo tengo muy buena técnica pero eso no importa si no hay feeling. Toda la destreza de un instrumento no sirve de nada si lo que tocas no sale del corazón. Yo tengo que poner el corazón cuando toco el blues.
-Sin embargo, en los últimos años abundan quienes se pierden en filigranas técnicas y se olvidan de todo lo demás.
Todo el problema está en el corazón. A los jóvenes a veces les cuesta buscar en el interior. Hay grandes guitarristas jóvenes que, a pesar de tocar muy bien, no encuentran su espíritu ni el de su música. Pero es un problema de tiempo. Yo también tuve que pasar por lo mismo. Poco a poco lo encontrarán. Es el sentimiento lo que vale -lo repite convencido-.
-Grabaste en Memphis, en los estudios de Sun Records. Sí, grabé allí acompañando al pianista Roscoe Gordon. Recuerdo que tuvimos que conducir cientos de millas para ir desde Houston hasta Memphis. Nos lo pasamos en grande. Era 1956 y fue la última grabación de Roscoe Gordon para Sun Records. Luego, ya sabéis, Elvis grabó allí... -parece que se está liando con las fechas-. Le corregimos lo de Elvis. Además, la última grabación de Roscoe Gordon en los estudios Sun se realizó en agosto de 1958-. Sí. claro, Elvis grabó en Sun Records en 1954 pero entonces era un desconocido. Quiero decir que hasta 1956, cuando se vendieron los masters a RCA, no tuvo en éxito masivo.
-Luego dejas Texas y te vas a California.
Estuve en Houston cuatro años, desde 1954 hasta 1957. Luego dejé el grupo en el que tocaba y me fui por mi cuenta al oeste de Texas, a El Paso.
-¿Recuerdas el tema que interpreté? -tararea «El Paso»-. Estuve allí y en Méjico durante dos años, con mi propio grupo. Luego me fui a California y grabé mi disco «Hello my darling». El resto es historia... Hasta ahora, que estoy aquí en Europa, hablando con vosotros.
-¿Por qué todos los téjanos se iban a California?
Las mejores oportunidades de grabar estaban allí. Fui a Austin y me dijeron: ‘Chico, go west, ve al oeste'. Así que allí me fui, en busca de una carrera discográfica.
-Johnny Copeland me dijo que cuando se fue a Nueva York nadie lo entendía, que le decían que se fuera a California.
Yo tampoco lo entiendo -bromea-, siendo también el un guitarrista tejano. Johnny Copeland y Albert Collins siempre han sido buenos amigos míos.
-En California tocaste con Little Richard. Sí, en 1969. Los dos somos de la misma edad. Le conocía antes de que se hiciera famoso, cuando se dedicaba a fregar platos en Georgia. Cantaba al mismo tiempo que fregaba, así es como lo descubrieron.
-¿Está tan loco como dicen?
Sí, es un tipo que nunca para. Cuando no era famoso era exactamente igual que ahora. De todas formas es una persona magnífica y uno de los mejores músicos que he conocido.
-Todos dicen que los años 70 fueron muy malos para el blues. En cambio, tú hiciste unos discos buenísimos.
Te agradezco lo que has dicho. Sí, creo que hice algunos de mis mejores discos en esa época. En algunos estoy acompañado por otros estupendos músicos. Grabé con Lonesome Sundown, que se había hecho muy famoso tocando con Clifton Chenier. Superamos aquellos años porque nuestra intención no era ser grandes estrellas, sino ser buenos para nuestro público. Tocábamos pensando en la gente, no en el dinero, y nos lo pasábamos muy bien. Pero tuviste que ir a Japón. Fui a Tokio. Actué en un club que se llamaba The Piet.
-¿Es que no había trabajo en América?
No. Lo que pasó es que en Japón oyeron un disco mío y les gustó mucho. Me hice famoso por allí. De modo que me invitaron a grabar un disco en directo, y así lo hice. Fue en 1969.
-¿Cómo es el público japonés?
Son increíbles, y muy listos. Son capaces de copiar cualquier cosa. Pueden cantar igual que yo, tocar la guitarra y sonar como lo hago yo.
-Sí, pero no es lo mismo.
Claro, falta el corazón, el espíritu. Lo que decíamos antes.
-¿Cuál es la causa de que en tu larga carrera hayas grabado tan pocos discos?
Creo que es porque nunca he tenido una canción de éxito, un hit. En toda mi vida sólo he grabado lo que a mí me ha satisfecho. Te voy a contar un secreto: nunca he querido grabar una canción comercial sólo para que se convierta en un éxito, siempre he tocado lo que me ha gustado. La fama de ese tipo lo único que provoca es confusión. Sí, da dinero, pero la gente se desorienta. Nunca he querido ser esclavo del dinero, del poder que tiene. El dinero nunca me ha preocupado demasiado. El exceso de dinero es malo. Cuando todo se convierte en negocio, las cosas no me interesan, trato de huir de eso. Así no tengo problemas.
-Has grabado con muchos buenos músicos: Ted Hawkins, Lowell Fulson, Lonesome Sundown, Johnny Shines, Eddie Taylor, Otis Grand... ¿Con quién te lo has pasado mejor?
A veces lo pasábamos bien, pero siempre me sucede que, cuando estoy grabando, me pongo muy serio. Siempre pienso que lo que estoy haciendo en ese momento lo va a oír mucha gente y sólo me preocupa que todo salga bien.
-¿Te gusta Robert Cray? Tenéis el mismo productor.
Es bueno. Lo conocí cuando era un desconocido intérprete local, me gustó y se lo presenté a mi productor.
-Sí, Dermis Walker. Ha sido muy importante en tu carrera
Tocó; el bajo conmigo durante diez años. Compuso gran parte de mis canciones. Somos muy buenos amigos. Siempre estamos en contacto, nos llamamos por teléfono y todo eso. Además quiere que grabemos otro disco juntos.
-¿Cuando será eso?
Os aseguro que esta vez no vais a tener que esperar siete años para escuchar un disco nuevo mío. Voy a grabar un segundo CD para Black Top, probablemente en 1997.
-Se nota que la banda que ha tocado esta noche contigo no es un grupo de circunstancias. Os conocéis bien.
Son unos tipos increíbles. Nos conocemos desde hace muchísimos años. El batería lleva trece años conmigo; el violinista, veinticinco años; el bajista, veinte. Nos conocemos y nos compenetramos perfectamente. Ellos a su vez tienen sus propios grupos. Ante todo somos buenos amigos.
-Cuéntanos algo sobre esta gira.
Hemos estado en Holanda, en Bélgica y en Italia. Justo antes de venir aquí hemos tocado en el Festival de Cerdanyola. Esta es nuestra última actuación de la gira. Vosotros sois los últimos porque sois los mejores. Ya sabes, lo mejor siempre para el final. Y ahora nos vamos por ahí a celebrarlo.
(J.I.)

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