Una vez establecido el punto de partida en Europa es evidente que lo más habitual no es encontrarse a gente que se sumerja en el blues desde sus comienzos (aunque desde luego hay casos de todo tipo), sino que lo más común es hacer un camino regresivo. Comenzar escuchando músicos que son contemporáneos o próximos en el tiempo para ir progresivamente buscando los orígenes según le apetezca al consumidor.
Al poco de ir retrocediendo en la historia del blues me encontré con Robert Johnson y sobre todo con Eddie “Son” House que ha sido mi principal influencia dentro del blues del Delta. Para mí Son House es como el Albert King del blues, poca técnica pero un feeling y una profundidad de interpretación que deja a cualquiera a años luz de distancia. En seguida su “Death Letter” se convirtió en una de las canciones que más he solido tocar
Una de las características que más me interesan del nacimiento del blues del Delta es el “aislamiento” que había entre los músicos. En muchas ocasiones este aislamiento hacía que consolidasen un estilo autónomo, es decir guiado por lo que una persona podía interpretar por ella misma sin tener como primera idea el concepto de tocar con otros músicos. Yo uno mucho esta situación física con lo que representa como circunstancia metafísica. Ya he mostrado que el resto de mis intereses principales van en esta dirección, por ejemplo con “el Túnel” de Ernesto Sábato que tiene como uno de los ejes centrales el aislamiento en el que vivimos todos.
El blues del Delta tiene quizás como distintivo respecto a otros estilos una serie de “leyendas” o “tópicos” que quizás no se encuentren en la misma medida en los otros estilos del blues. Para empezar el más famoso de todos, el de vender el alma al diablo a cambio de tocar inigualablemente. De todos es sabido que Robert Johnson es quizás el más conocido representante al que se le ha adjudicado esta leyenda pero ni es el único ni es el primero, siendo algo repetido en otros músicos. Desde una perspectiva antropológica creo que esto, aunque podría ser mucho más largo de analizar, es un reflejo de varias cosas. Para empezar una de las diferencias fundamentales entre el blues y el góspel es la creencia en Dios. El bluesman no suele tener la visión del músico de góspel y en el mejor de los casos si cree en algo es en el demonio porque viene a representar la explicación de las desgracias que ha sufrido a lo largo de su vida. También podría ser el demonio aquí símbolo de la fatalidad o la desgracia inevitable, quizás por eso siempre me ha gustado los personajes que fracasan. Tener éxito me resulta feo, no representa la condición del ser humano que está generalmente ligada a carencias.
Otro de los mitos consolidados en el blues del delta que han transcendido más ampliamente es la del arquetipo de bluesman como vagabundo. Hay que recordar que el vagabundeo es uno de los temas más recurrentes a lo largo de la historia del blues, muchas veces va ligado a la búsqueda de algo mejor. Un ejemplo representativo de esta tendencia de los bluesman puede ser la “Key to the Highway” (B.B. Broonzy).
Una característica básica más del blues del Delta es la importancia de la guitarra. Un instrumento suficientemente portátil y con posibilidades de dar autonomía de acompañamiento para músicos que en muchas ocasiones tendían al vagabundeo. Posiblemente buena parte de la técnica percusiva de las cuerdas graves del estilo del Delta provenga de la necesidad de hacer que un instrumento sonase como varios para así crear mayor versatilidad. Además la guitarra comparada con muchos otros instrumentos era relativamente barata, lo que la hacía asequible para gente que generalmente apenas tenía recursos económicos. Aunque lo anterior es lo que se podía llamar un cúmulo de circunstancias materiales que “ayudaban” a que la tendencia se dirigiese a ese instrumento, lo que creo que es más importante que cualquier otra cosa es que la guitarra podía representar muchas de las emociones que esos músicos llevaban dentro de sí y de ahí que prosperase tanto. Ese creo que sigue siendo el mismo motivo por el que la guitarra es el instrumento más extendido en la música moderna.
Charlie Patton aunque no fue el creador del estilo del Delta sí que fue el primero en grabarlo (con todo lo que significa esto). En su trabajo están las características fundamentales del Delta. El uso del slide, los riff repetitivos, la temática de las letras sobre temas relacionados a sus propias experiencias o la relación entre hombre y mujer ya son temas consolidados tanto en Patton como el los músicos del Delta. Robert Johnson, Skip James, Bukka White, Tommy Johnson, Mississippi Fred McDowell, Ishmon Bracey o tantos otros fueron principales representantes de este estilo pero el hecho de haber grabado con posterioridad en cierto modo los sitúa aparte desde esta perspectiva.
Otro de los motivos por los que el blues del Delta ha significado tanto es porque tiene una influencia decisiva en el posterior desarrollo de lo que acabaría siendo uno de los principales géneros, el blues de Chicago de mediados de siglo. No olvidemos que la migración desde los estados del sur hacia la industrial Chicago también llevó con ella a cientos de grandes músicos que una vez afincados en la nueva ciudad comenzaron a construir su nuevo estilo más urbano. El ejemplo más conocido de esto lo representó Muddy Waters, que fue uno de los músicos de esta migración y terminó consolidando junto con su banda lo que ya estaba en ciernes, la estructura básica del blues eléctrico tradicional de Chicago. Y yo no estoy ajeno a esto porque el estilo clásico de Chicago es uno de los que más me ha influido, así que de alguna forma mi viaje es el mismo que el de esa gente que migró desde el sur hacia la ciudad. Yo también voy en uno de los trenes hacia Chicago.
Al poco de ir retrocediendo en la historia del blues me encontré con Robert Johnson y sobre todo con Eddie “Son” House que ha sido mi principal influencia dentro del blues del Delta. Para mí Son House es como el Albert King del blues, poca técnica pero un feeling y una profundidad de interpretación que deja a cualquiera a años luz de distancia. En seguida su “Death Letter” se convirtió en una de las canciones que más he solido tocar
Una de las características que más me interesan del nacimiento del blues del Delta es el “aislamiento” que había entre los músicos. En muchas ocasiones este aislamiento hacía que consolidasen un estilo autónomo, es decir guiado por lo que una persona podía interpretar por ella misma sin tener como primera idea el concepto de tocar con otros músicos. Yo uno mucho esta situación física con lo que representa como circunstancia metafísica. Ya he mostrado que el resto de mis intereses principales van en esta dirección, por ejemplo con “el Túnel” de Ernesto Sábato que tiene como uno de los ejes centrales el aislamiento en el que vivimos todos.
El blues del Delta tiene quizás como distintivo respecto a otros estilos una serie de “leyendas” o “tópicos” que quizás no se encuentren en la misma medida en los otros estilos del blues. Para empezar el más famoso de todos, el de vender el alma al diablo a cambio de tocar inigualablemente. De todos es sabido que Robert Johnson es quizás el más conocido representante al que se le ha adjudicado esta leyenda pero ni es el único ni es el primero, siendo algo repetido en otros músicos. Desde una perspectiva antropológica creo que esto, aunque podría ser mucho más largo de analizar, es un reflejo de varias cosas. Para empezar una de las diferencias fundamentales entre el blues y el góspel es la creencia en Dios. El bluesman no suele tener la visión del músico de góspel y en el mejor de los casos si cree en algo es en el demonio porque viene a representar la explicación de las desgracias que ha sufrido a lo largo de su vida. También podría ser el demonio aquí símbolo de la fatalidad o la desgracia inevitable, quizás por eso siempre me ha gustado los personajes que fracasan. Tener éxito me resulta feo, no representa la condición del ser humano que está generalmente ligada a carencias.
Otro de los mitos consolidados en el blues del delta que han transcendido más ampliamente es la del arquetipo de bluesman como vagabundo. Hay que recordar que el vagabundeo es uno de los temas más recurrentes a lo largo de la historia del blues, muchas veces va ligado a la búsqueda de algo mejor. Un ejemplo representativo de esta tendencia de los bluesman puede ser la “Key to the Highway” (B.B. Broonzy).
Una característica básica más del blues del Delta es la importancia de la guitarra. Un instrumento suficientemente portátil y con posibilidades de dar autonomía de acompañamiento para músicos que en muchas ocasiones tendían al vagabundeo. Posiblemente buena parte de la técnica percusiva de las cuerdas graves del estilo del Delta provenga de la necesidad de hacer que un instrumento sonase como varios para así crear mayor versatilidad. Además la guitarra comparada con muchos otros instrumentos era relativamente barata, lo que la hacía asequible para gente que generalmente apenas tenía recursos económicos. Aunque lo anterior es lo que se podía llamar un cúmulo de circunstancias materiales que “ayudaban” a que la tendencia se dirigiese a ese instrumento, lo que creo que es más importante que cualquier otra cosa es que la guitarra podía representar muchas de las emociones que esos músicos llevaban dentro de sí y de ahí que prosperase tanto. Ese creo que sigue siendo el mismo motivo por el que la guitarra es el instrumento más extendido en la música moderna.
Charlie Patton aunque no fue el creador del estilo del Delta sí que fue el primero en grabarlo (con todo lo que significa esto). En su trabajo están las características fundamentales del Delta. El uso del slide, los riff repetitivos, la temática de las letras sobre temas relacionados a sus propias experiencias o la relación entre hombre y mujer ya son temas consolidados tanto en Patton como el los músicos del Delta. Robert Johnson, Skip James, Bukka White, Tommy Johnson, Mississippi Fred McDowell, Ishmon Bracey o tantos otros fueron principales representantes de este estilo pero el hecho de haber grabado con posterioridad en cierto modo los sitúa aparte desde esta perspectiva.
Otro de los motivos por los que el blues del Delta ha significado tanto es porque tiene una influencia decisiva en el posterior desarrollo de lo que acabaría siendo uno de los principales géneros, el blues de Chicago de mediados de siglo. No olvidemos que la migración desde los estados del sur hacia la industrial Chicago también llevó con ella a cientos de grandes músicos que una vez afincados en la nueva ciudad comenzaron a construir su nuevo estilo más urbano. El ejemplo más conocido de esto lo representó Muddy Waters, que fue uno de los músicos de esta migración y terminó consolidando junto con su banda lo que ya estaba en ciernes, la estructura básica del blues eléctrico tradicional de Chicago. Y yo no estoy ajeno a esto porque el estilo clásico de Chicago es uno de los que más me ha influido, así que de alguna forma mi viaje es el mismo que el de esa gente que migró desde el sur hacia la ciudad. Yo también voy en uno de los trenes hacia Chicago.
3 comentarios:
La primera imagen corresponde a un fragmento del trabajo de Robert Crumb "Patton".
La segunda imagen es un fragmento de "Man o river" de Max Hoeffner.
Este artículo se puede encontrar también en Bluespain (http://audio.ya.com/bluespain/deltablues.htm) porque el administrador ha mostrado interés por lo que ya había escrito inicialmente para el blog.
Desde aquí me gustaría agradecerlo.
Hola gusto en estar en tu blog
Robert Johnson es el bluesman más conocido por aquello de vender su alma "al diablo", dijiste que no era el unico, ¿a que otros bluesman se les "acusaba" de lo mismo?
Ojala me aclares la duda
Saludos!
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